Aprende a preparar flamenquines de pollo con jamón y queso, un plato andaluz delicioso y crujiente. Receta paso a paso, origen, consejos de conservación y variaciones para sorprender a todos.
Amiga, déjame contarte una cosa: la primera vez que probé los flamenquines de pollo con jamón y queso fue en un bar pequeñito de Córdoba, y todavía recuerdo ese primer bocado crujiente por fuera y meloso por dentro. Fue amor a primera vista, o mejor dicho, a primer mordisco.
El flamenquín es uno de esos platos que parece sencillo pero tiene magia. Al final no deja de ser carne rellena y empanada, pero la combinación del pollo jugoso, el jamón serrano y el queso fundido lo convierten en algo inolvidable. Y lo mejor es que en casa se pueden preparar de forma muy fácil.
Antes de contarte mi receta, déjame hablarte un poquito del origen, porque me parece precioso cómo la tradición se transmite a través de la comida.
El origen del flamenquín
El flamenquín tiene su cuna en Andalucía, concretamente en Córdoba. Se cree que nació como plato de aprovechamiento en las casas y tabernas, donde se utilizaban filetes de carne (originalmente ternera o cerdo), jamón serrano y huevo para crear un rollo que después se empanaba y se freía.
Su nombre tan curioso viene, según dicen, por su aspecto alargado y dorado tras freírse, que recordaba a las piernas de los flamencos. Otros aseguran que simplemente fue una metáfora graciosa que se quedó. Lo cierto es que, desde entonces, se convirtió en un plato icónico de la gastronomía andaluza, tan popular como el salmorejo o las berenjenas con miel.
Con el tiempo, la receta fue evolucionando y, hoy en día, se hacen también con cerdo o pavo, más ligeros y fáciles de cocinar en casa.
Cómo conservar los flamenquines
- En la nevera: aguantan 2-3 días en un recipiente hermético. Caliéntalos en horno o en la air fryer para que recuperen el crujiente.
- Congelados: lo ideal es congelarlos crudos, ya empanados, y freírlos directamente sin descongelar. Te duran hasta 3 meses.
Variaciones que tienes que probar
- De pavo: más suaves y jugosos.
- Con jamón york: perfectos para los peques de la casa.
- Con relleno de espinacas y queso: una opción más ligera.
- Mini flamenquines: ideales como aperitivo o tapa.

Flamenquines de pollo con jamón y queso
Descripción
Estos flamenquines entran bien todo el año, y son tan fáciles de hacer que no volverás a comprarlos hechos!!
Ingredientes
Instrucciones
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Preparar el pollo
Extiende bien los filetes de pollo, dales un golpe con un mazo de cocina si hace falta para que queden finos y tiernos. Sazona con sal y pimienta.
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Rellenar
Coloca una loncha de jamón y otra de queso encima de cada filete. Luego, enrolla con cuidado, apretando bien para que no se salga el relleno
Puedes asegurar el cierre con palillos de dientes
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Rebozar
Pasa cada rollo primero por huevo batido y finalmente por pan rallado. Si quieres un rebozado más crujiente, repite el proceso de huevo y pan rallado una segunda vez.
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Freír
Calienta abundante aceite en una sartén y fríe los flamenquines a fuego medio, hasta que estén dorados por fuera y cocinados por dentro.
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Escurrir
Ponlos en un plato con papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
Y ya están listos para servir: dorados, crujientes y con un relleno fundente que hará suspirar a cualquiera.
Nota
· Usa filetes de pollo bien finos: así se enrollan mejor y se cocinan de forma uniforme.
· Para un toque más ligero, puedes hacerlos en freidora de aire o, incluso, horneados.
· Si los quieres más sabrosos, añade al relleno un poco de pimiento asado o mostaza.
· Acompáñalos siempre con patatas fritas, ensalada fresca o salmorejo.
Preguntas frecuentes
¿Se pueden hacer al horno en lugar de fritos?
Sí, a 200ºC unos 20 minutos, girándolos a mitad de cocción para que se doren por igual.
¿Qué queso es el mejor para los flamenquines?
Uno que funda bien, como gouda, mozzarella, emmental o havarti.
¿Por qué, a veces, se abren al freírlos?
Puede ser porque no se han enrollado con suficiente presión o porque el rebozado no está bien sellado. Un truco es pincharlos con un palillo de dientes antes de freírlos.
Un clásico que siempre triunfa
Los flamenquines de pollo con jamón y queso son de esas recetas que nunca fallan. Gustan a grandes y pequeños, se preparan con ingredientes que todos tenemos en casa y además admiten mil variaciones. Yo siempre digo que son perfectos tanto para una comida familiar de domingo, como para una cena rápida entre semana e incluso para tapear cortados en rodajitas. Acompañados de las bolitas de patata son un plato digno de celebración.
Lo bonito de esta receta es que nos conecta con la tradición andaluza, con esa cocina sencilla que nace en los hogares y se transmite de generación en generación. Y, al mismo tiempo, es tan versátil que podemos adaptarla a nuestro gusto y estilo de vida.
Si aún no los has hecho en casa, te animo a probarlos: verás que no tienen nada que envidiar a los que sirven en los bares de Córdoba. Y si ya los conocías, seguro que después de leer estos trucos te animas a darles tu toque personal.
Ahora te toca a ti
Cuéntame, amiga: ¿cómo te gustan más los flamenquines? ¿Con jamón serrano, york, con queso fuerte o suave? Me encantará leerte en los comentarios y descubrir tus versiones.
Y si esta receta te ha gustado, compártela con alguien que disfrute de la cocina casera y suscríbete al blog para no perderte más recetas llenas de sabor, tradición y creatividad.