Aprende a hacer la auténtica pasta carbonara italiana sin nata. Receta original con huevo y parmesano, cremosa y lista en 20 minutos.
Hablar de pasta a la carbonara es hablar de una de las joyas más queridas de la gastronomía italiana. Un plato icónico que, a pesar de su simplicidad, está cargado de tradición, sabor y carácter. Y es que, cuando se prepara siguiendo la receta original, la carbonara demuestra que no hace falta mucho para crear algo espectacular: solo buenos ingredientes y respeto por la técnica.
Lejos de la versión internacional con nata (crema de leche) que tanto ha circulado, la carbonara auténtica no necesita nada más que huevos, queso, guanciale o bacon (papada curada de cerdo), pimienta negra y pasta al dente, preferiblemente espaguetis. Sin nata, sin cebolla, sin trucos. Solo sabor puro y directo.
Aunque hay muchas teorías sobre su origen, la más aceptada sitúa el nacimiento de la carbonara en la región del Lacio, concretamente en Roma, en torno a la Segunda Guerra Mundial. Se dice que los soldados estadounidenses llevaron bacon y huevos en sus raciones, y que los cocineros italianos los transformaron en un plato que mezclaba esos ingredientes con pasta, dando lugar a lo que hoy conocemos como carbonara.
Sin embargo, los romanos ya tenían una larga tradición de platos con queso y pimienta, como el famoso “cacio e pepe”, y seguramente la receta evolucionó a partir de ahí, integrando el guanciale y el huevo como parte de una cocina de aprovechamiento, pero llena de sabor.
Para una carbonara auténtica, es fundamental elegir bien cada ingrediente:
Primero se corta el bacon en tiras y se cocina a fuego medio hasta que esté dorado y crujiente. En paralelo, se baten las yemas con el queso rallado y una buena cantidad de pimienta negra. Una vez cocida la pasta, se mezcla con el bacon caliente (sin grasa en exceso) y, fuera del fuego, se añade la mezcla de huevo y queso. El calor residual de la pasta hace que la salsa se vuelva cremosa sin llegar a cuajar. El resultado es una pasta sedosa, intensa y absolutamente irresistible.
La pasta a la carbonara original es un homenaje a la sencillez bien ejecutada. Cada ingrediente cuenta, cada paso importa. Es un plato que demuestra que cuando la calidad y la tradición se unen, el resultado es puro placer en cada bocado.
En el mundo de la pasta, hay platos que se convierten en clásicos por una razón. Y si hay uno que despierta pasiones, discusiones y antojos, es la carbonara. Pero no hablamos de esa versión con nata que se ha extendido por medio mundo. Hoy vamos a preparar la auténtica carbonara italiana, la de verdad, la que solo necesita ingredientes sencillos, técnica y un poco de amor.
Porque cuando respetas la receta original, descubres un plato que no necesita nada más: cremoso sin crema, sabroso sin exceso, y tan fácil que se vuelve un básico.
Pon abundante agua con sal a hervir. Cocina la pasta al dente, según el tiempo indicado en el paquete. Guarda una taza del agua de cocción antes de escurrir.
Corta el bacon en tiras o dados pequeños. En una sartén sin aceite, cocínalo a fuego medio hasta que esté dorado y crujiente. Retira del fuego y reserva.
En un bol, mezcla las yemas con el queso rallado y bastante pimienta negra y sal. Debe quedar una mezcla espesa y cremosa.
Agrega el bacon a las yemas y mezcla bien
Añade la pasta caliente al bol con la mezcla de huevo y queso, y remueve enérgicamente para que se forme una salsa cremosa. Añade un poco del agua de cocción reservada si necesitas aligerarla.
Esta receta es un homenaje a la tradición italiana, a la cocina que emociona con lo simple. Si la pruebas, cuéntame en los comentarios cómo te ha salido, si has usado guanciale o panceta, o si la has versionado a tu manera.
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