Los pestiños caseros son más que un bocado dulce: son historia, cultura y tradición que se funden en cada crujido. Elaborados con ingredientes sencillos —harina, aceite de oliva, anís, ajonjolí y miel—, su sabor es el reflejo de una receta que ha resistido el paso del tiempo, conservando la esencia de la cocina de nuestras abuelas, esa que huele a gloria y sabe a hogar.
El origen de los pestiños se remonta a la época andalusí, cuando en la península convivían culturas y sabores que dieron forma a nuestra rica gastronomía. Inspirados en dulces árabes, como los shebakia marroquíes, los pestiños nacieron en el sur de España, especialmente en Andalucía, donde se convirtieron en un clásico indiscutible. También son muy populares en Extremadura, algunas zonas de Castilla-La Mancha y incluso en Canarias.
Pero más allá de su historia, los pestiños han encontrado su sitio en el corazón de nuestras celebraciones. Se preparan principalmente en Navidad y Semana Santa, dos momentos del año donde la cocina tradicional toma el protagonismo. En estas fechas, las casas se llenan del aroma inconfundible del aceite caliente, el ajonjolí tostado y la miel burbujeante. Prepararlos en familia es casi un ritual: las manos que amasan, estiran y doblan la masa no solo cocinan, también tejen recuerdos.
¿Y qué los hace tan especiales? Su textura. Crujientes por fuera, suaves por dentro, bañados en una capa de miel que los hace absolutamente irresistibles. Algunos los prefieren con azúcar y canela, otros con vino dulce o anís en la masa, pero todos coinciden en una cosa: cuando hay pestiños en la mesa, hay alegría.
Los pestiños caseros también tienen ese poder de conectar generaciones. Son los dulces que muchos recuerdan de la infancia, los que preparaban las abuelas en tardes frías, los que se compartían con los vecinos o se llevaban al campo en días de fiesta. Hoy, aunque las prisas mandan y lo industrial gana terreno, hay una tendencia clara a recuperar estas recetas llenas de alma. Y los pestiños están entre las favoritas.
Además, son un dulce económico, fácil de hacer y perfecto para compartir. Puedes prepararlos en grandes cantidades y aguantan varios días sin perder su encanto. De hecho, a muchos les gustan más al día siguiente, cuando la miel se ha impregnado del todo y el sabor es aún más intenso.
Por eso, si quieres volver a lo auténtico, a los sabores de antes, a la cocina con historia y emoción, los pestiños caseros son el dulce perfecto. Hacerlos es un viaje en el tiempo, una forma deliciosa de mantener viva nuestra cultura y de llenar de dulzura cualquier ocasión especial.
Así que ponte el delantal, enharina la encimera y deja que el aroma de los pestiños recién hechos te recuerde que las mejores recetas son las que se hacen con amor.

Pestiños Tradicionales: Receta Paso a Paso
Descripción
Los pestiños son uno de los dulces más emblemáticos de la repostería andaluza, especialmente populares durante la Semana Santa y la Navidad. Crujientes, dorados y aromatizados con anís y ajonjolí, estos bocados tradicionales conquistan con su sencillez y sabor único. Si quieres aprender a hacer pestiños en casa, aquí te traigo una receta fácil y auténtica
Ingredientes
Instructiones
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Aromatizar el aceite
En una sartén, calienta los 125 ml de aceite de oliva con la piel de naranja o limón. Cuando empiece a dorarse, retira la cáscara y añade el ajonjolí y la matalahúva. Deja que se infusionen unos segundos y retira del fuego. Deja enfriar.
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Preparar la masa
En un bol grande, coloca la harina con una pizca de sal. Añade el aceite aromatizado (ya frío) y el vino blanco. Mezcla hasta formar una masa homogénea y suave. Si la masa queda muy seca, puedes agregar una cucharada más de vino o agua tibia.
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Reposar la masa
Cubre la masa con un paño limpio y deja reposar durante 30 minutos a temperatura ambiente. Esto ayuda a que sea más fácil de trabajar y le da mejor textura
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Formar los pestiños
Estira la masa con un rodillo hasta que quede fina (unos 2 mm). Corta en cuadrados o rectángulos pequeños y une dos puntas opuestas presionando en el centro para formar la forma tradicional de “orejita” o lazo.
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Freír
Calienta abundante aceite de oliva en una sartén honda. Fríe los pestiños en tandas pequeñas, dándoles la vuelta para que se doren por ambos lados. Sácalos y colócalos sobre papel absorbente.
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Endulzar
Con miel: Calienta la miel con un chorrito de agua en un cazo. Sumerge los pestiños brevemente y déjalos escurrir sobre una rejilla.
Con azúcar y canela: Reboza los pestiños todavía calientes en una mezcla de azúcar y canela al gusto.
Nota
Consejos para que tus pestiños salgan perfectos
Usa un aceite de oliva suave para que el sabor no sea muy fuerte.
No estires la masa demasiado gruesa, para que queden crujientes.
Puedes añadir un toque de anís dulce al final para intensificar el sabor.
Si te gusta experimentar, prueba con un poco de ralladura de naranja o una pizca de clavo molido en la masa.
❓ Preguntas frecuentes sobre los pestiños
¿Se pueden hacer pestiños al horno?
Tradicionalmente se fríen, pero sí, puedes hornearlos a 180 °C durante 12-15 minutos hasta que estén dorados. No quedarán igual de crujientes, pero son una opción más ligera.
¿Cuánto duran los pestiños?
Bien conservados en un recipiente hermético, pueden durar hasta 7 días. Si están bañados en miel, durarán aún más tiempo y se mantendrán jugosos.
¿En qué regiones de España se consumen más?
Son típicos de Andalucía, especialmente en Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada, aunque también se encuentran variantes en otras zonas del sur de España.