Esta receta es de las más fáciles y deliciosas que se pueden hacer. Se usan muy poquitos ingredientes y te salen unas tartaletas de manzana de lujo, ¿que más se puede pedir?
Las tartaletas de manzana tienen un toque especial, son humildes y elegantes a la vez. No necesitan decoraciones exageradas ni ingredientes raros, sólo manzanas, masa, un poco de azúcar, mantequilla y ganas de crear algo bonito.
En casa, se han convertido en un clásico. Me encanta prepararlas cuando quiero un postre que huela a hogar, que no empalague y que se pueda disfrutar tanto frío como templado. Cada bocado combina la suavidad de la fruta asada, con la textura crujiente de la masa y ese color dorado tan bonito que no puedes resistir ^.
Una de las mejores cosas de esta receta es lo versátil que es, puedes adaptarla a tu gusto, o a lo que tengas en casa.
Unas tartaletas de manzana deliciosas y superfáciles de hacer. Un imprescindible en mi casa para las tardes de otoño, sobre todo, los fines de semana!
Corta cada manzana por la mitad, y en cada mitad haz costes transversales sin llegar hasta el final.
Derrite la mantequilla con el azúcar moreno y, con ayuda de un pincel, pónselo por encima a las manzanas.
Pon cada mitad de manzana sobre la lámina de hojaldre y corta éste último siguiendo la forma de las manzanas.
No tires el hojaldre que sobre, puedes usarlo en otra receta, u hornearlo y tomarlo de aperitivo.
Lleva las manzanas al horno a 190 grados centígrados durante unos 20 minutos.
Calientes o templadas son una delicia!
Déjalas templar unos minutos antes de servirlas. Están deliciosas solas, pero también puedes acompañarlas con una bola de helado de vainilla, o una cucharada de nata montada.
Las tartaletas se mantienen bien uno o dos días a temperatura ambiente, si las guardas en un recipiente hermético. Si hace calor o llevan crema pastelera, guárdalas en la nevera, y consúmelas en tres o cuatro días.
También puedes congelarlas una vez frías. Para disfrutarlas de nuevo, mételas unos minutos en el horno a baja temperatura, recuperarán el crujiente y el aroma del primer día.
Las manzanas golden, reineta o fuji son perfectas. Tienen un punto justo de acidez, y mantienen su forma al hornearse.
Sí, puedes hacerlo si prefieres una textura más cremosa. Quedan muy suaves y con un sabor delicado.
Sí. Tritura galletas y mézclalas con mantequilla derretida, como en las tartas de queso. Presiona bien la mezcla y pon las manzanas cortadas encima.
Claro, sustituye el azúcar por miel, sirope de agave o eritritol, ajustando la cantidad según tu gusto.
Preparar tartaletas de manzana es mucho más que seguir una receta, es crear un momento de paz y de belleza. Es disfrutar del olor del horno, de la fruta dorándose y del instante en que las sacas y huele toda la casa! Así que, cuando tengas una tarde libre, corta unas manzanas, enciende el horno y deja que ocurra la magia.
¿Te gustan las tartaletas de manzana tanto como a mí? Cuéntame en los comentarios cómo las haces tú, o qué toque especial les das. Me encantará leerte. Y si te gusta el sabor de las manzanas asadas, no puedes perderte este postre con manzana y yogur, te va a encantar!!